Los empresarios argentinos pertenecen a una veterana estirpe política. Esa condición les impidió siempre las rupturas, incompatibles con la propia política. Resulta, sin embargo, que acaban de romper con un gobierno por primera vez en décadas de historia argentina. A Néstor Kirchner lo sorprendió la novedad en su peor momento, cuando ya colocó al país en las puertas de la inminente necesidad de importar petróleo, trigo, carne y leche para el consumo interno. También lo encontró justo en el momento en que se conoció que el país fue relegado al quinto lugar como nación latinoamericana receptora de inversiones extranjeras. Es una mala noticia que la Presidenta, por desconocimiento o por manipulación, convirtió públicamente en festiva.
Techint es una multinacional poderosa e influyente. Los Kirchner fueron indiferentes con las expropiaciones que le perpetró Hugo Chávez a esa empresa. Podría explicarse en aquella fuerza política y económica de Techint el duro y abrupto divorcio de los empresarios, luego de una larga e inexplicable paciencia, con el gobierno de los Kirchner. Hay algo de eso.
Pero la explicación es insuficiente. La abulia oficial frente a las desventuras de Techint fue la gota que colmó la paciencia empresaria, ya en el límite desde el conflicto con el sector agropecuario, la estatización de los fondos de pensión y el envío de directores estatales a empresas privadas. Los empresarios argentinos creen que después del 28 de junio podría suceder aquí una ola de expropiaciones similar a la venezolana. No son los únicos que hacen tales profecías.
De hecho, el gobierno de Cristina Kirchner nunca condenó la última expropiación de Chávez de tres empresas siderúrgicas de Techint, dos de ellas construidas totalmente por la propia empresa, sin intervención previa del Estado venezolano. Yo también creo que la producción nacional de acero es estratégica , le deslizó la Presidenta, en su momento, a uno de los dueños de Techint, cuando se discutía la anterior confiscación de Sidor, otra empresa de esa multinacional en Venezuela. Es difícil condenar, entonces, las propias ideas.
Su esposo, el hombre fuerte del país, envió en su momento al diputado Díaz Bancalari a plantear también aquí la estatización de la fábrica de acero Siderar, que es propiedad de la misma Techint. Kirchner nunca lo desautorizó al legislador. En estos días, Julio De Vido llamó a un alto directivo de Techint para ofrecerle sus buenos oficios con Chávez, aunque sólo para gestionar la indemnización. Mirá, el problema es que nosotros no queremos vender las empresas , le asestó el empresario al ministro. Silencio.
Chávez les deslizó en El Calafate a los Kirchner, de alguna manera, sus intenciones de adueñarse de las empresas de la multinacional argentina. Varias fuentes han confirmado que el matrimonio presidencial sufrió distintos sofocones por la decisión del caudillo venezolano, menos el de la sorpresa. Tampoco fue una broma la aclaración de Chávez a Lula de que nunca haría lo mismo con empresas brasileñas. Chávez había dicho eso, explícitamente, en una conferencia de prensa anterior a la reunión con el mandatario brasileño. Los Kirchner, atados a compromisos que no se conocen con el mandamás de Caracas, aceptaron sus explicaciones de que todo había sido una extravagante broma.
Tales confusiones intelectuales del matrimonio gobernante, y las permanentes indulgencias con Chávez, explican también otras cosas. La Presidenta ha dicho en los últimos días que la Argentina es el quinto país del mundo en recibir inversión extranjera. Estaba contenta. Alguien debería aclararle que la Argentina no es quinto país en ningún mundo conocido ni en ningún ranking que valga la pena tener en cuenta. Según el último informe de la Cepal, la Argentina es el quinto país de América latina receptor de inversión extranjera durante 2008. Antes que la Argentina, la tercera economía de la región, están Brasil, México, Chile y Colombia.
El informe público del organismo de las Naciones Unidas subraya especialmente que "Brasil, Chile y Colombia concentraron el 80 por ciento de la inversión externa directa" en la región. La inversión extranjera en Brasil fue de más de 45.000 millones de dólares, mientras en la Argentina fue de sólo 7900 millones de dólares. Esa es la diferencia que alegró a la Presidenta y que motivó otra de sus asiduas críticas a la prensa por ocultar la supuesta buena nueva. Debió agradecer.
Los empresarios temen el síndrome del león encerrado que podría sufrir Kirchner tras la segura pérdida de las mayorías parlamentarias en el Congreso. Un sector del peronismo lo acompaña en esos resquemores. Si Kirchner se impusiera por el 10 por ciento en la elección nacional, irá por su candidatura presidencial en 2011, por el dinero líquido de los bancos, por la propiedad estatal de más empresas privadas y por el comercio de granos , se los oyó pronosticar con desazón a algunos peronistas.
Desde la intencional expropiación de Aerolíneas Argentinas hasta la reciente designación de directores estatales en empresas privadas, todo indica, en efecto, que el ex presidente estaría confeccionando el mapa de esos presagios. En Olivos, encerrado sólo entre entusiastas y fanáticos, Kirchner pronostica victorias arrolladoras en el país para dentro de un mes.
Existe el peronismo, con todo. El único derecho que Kirchner adquirirá si ganara en la provincia de Buenos Aires, posibilidad que aún está seriamente en discusión, sería el de sentarse en la posterior mesa de decisiones del peronismo. Sólo podrá sentarse y ser uno más. Kirchner no seguirá repartiendo las cartas. Es el poder lo que estará en juego a partir del 29 de junio , dijo uno de los gobernadores más respetados del justicialismo. Otro gobernador fue más terminante aún: El liderazgo peronista de Kirchner se terminará el 28 de junio .
Hay muestras concretas de esos vaticinios. Ningún gobernador peronista aceptó ser candidato testimonial, con la sola excepción de Daniel Scioli en Buenos Aires. Ningún gobernador peronista, también con la solitaria excepción de Scioli, hace campaña en su provincia con el nombre de Kirchner. El conflicto con los ruralistas marcó un antes y un después en la relación de los Kirchner con los gobernadores justicialistas. Expertos baqueanos del poder, los gobernadores han demostrado al fin que tenían razón: los deplorables sucesos que padeció Scioli en el interior rural de Buenos Aires son la prueba.
Paréntesis. Cristina Kirchner se equivoca o manipula información sobre las inversiones extranjeras, pero su marido distorsiona la historia para descalificar a la prensa. Acaba de decir que los hechos de violencia durante la campaña son consecuencia de que los medios periodísticos no condenaron los primeros escraches contra los políticos. No es cierto. Varios medios, y LA NACION sobre todo, criticaron siempre la violencia y los escraches, sean cuales hayan sido sus protagonistas y sus razones. Ni la violencia ni la Justicia resolverán nunca los problemas que son propios de la política. Pero ¿son así todas las supuestas verdades que expresa el matrimonio presidencial?
Nadie entiende a qué se refieren cuando hablan del modelo . Sea lo que fuere que sea, la Argentina podría comenzar a importar carne en el próximo año. En 2010 ya no exportará trigo y es posible que poco después, o contemporáneamente, deba importarlo. La carne y la leche son futuras importaciones inevitables a estas alturas. El país se construyó históricamente con fama de exportador de esos alimentos. En algún momento de los próximos dos años también deberá volver a importar petróleo, por primera vez en casi 50 años. Es imposible explicar la distancia del peronismo y la ruptura de los empresarios sin esas derrotas, absurdas y cercanas.