Política
JOAQUÍN MORALES SOLÁ Entre los gestos y los hechos
La Nacion
Gestos contra actos. Halcones contra palomas. Las palomas están desautorizadas por el peso de los hechos consumados. Los halcones nunca fueron menoscabados durante la experiencia de poder del kirchnerismo. Esa es la historia. En esa lucha desigual se desliza en estas horas también una Argentina desdeñosa y ofensiva.
Lo cierto es que el Congreso se prepara para rechazar el decreto de necesidad y urgencia que le permitió a Cristina Kirchner poner a su disposición una parte importante de las reservas nacionales. El Senado está dispuesto también a negarle el acuerdo a Mercedes Marcó del Pont para ejercer la presidencia del Banco Central. Otras decisiones duras y sorpresivas están siendo preparadas por la oposición.
Senadores y diputados oficialistas comenzaron en la tarde de anteayer a proclamar de viva voz la necesidad de emprender una negociación con la oposición. En conversaciones más privadas, invitaron a los líderes radicales del Congreso a "comer juntos un bife". Comer un bife es fácil. Una negociación necesita un clima propicio, que no está. La oposición tomaba con mucho recelo ese supuesto giro del oficialismo.
Paralelamente a esos gestos incipientes, el diputado hiperkirchnerista Carlos Kunkel planteaba ante el Consejo de la Magistratura la necesidad de investigar una vieja y cerrada causa judicial que involucró al actual jefe de los diputados radicales, Oscar Aguad. Llevó también escuchas telefónicas (que brotaron de los servicios de inteligencia) para enredar a un asesor del presidente del radicalismo, el senador Ernesto Sanz, y acusarlo a éste de prejuzgamiento en el caso del juez Faggionatto Márquez. Kunkel es, como su gobierno, un defensor de la estabilidad del juez más cuestionado de la justicia argentina.
Kunkel avanzó aún más: pidió ante el Consejo de la Magistratura que se investigue qué clase de lazos personales existen entre la jueza Claudia Rodríguez Vidal y el juez Ernesto Marinelli. Son las personas a las que la Presidenta vinculó públicamente como "pareja" para desacreditar la sentencia de la jueza sobre las reservas. Marinelli falló en su momento contra Guillermo Moreno por una denuncia de Papel Prensa; nunca opinó sobre las reservas. La Presidenta le tenía bronca a Marinelli, pero se le confundieron las razones.
El recelo de la oposición tiene fundamentos, entonces. ¿Quiénes expresan mejor a los Kirchner? ¿José Pampuro, Miguel Pichetto, Agustín Rossi, Eduardo Fellner o Kunkel? Hasta ahora, en cualquier negociación que hubo (con legisladores, con políticos o sectoriales) el matrimonio presidencial terminó al lado de los más duros. De Kunkel, de Moreno o de Luis D´Elía. Esa repetida tendencia es lo que expulsó del gabinete a muchos ministros dialoguistas.
Sabe a extraño, además, que un gobierno que vapuleó al Parlamento con los dichos y con los hechos, durante cuatro días expeditivos y feroces, haya descubierto de pronto las bondades de los acuerdos. Peor: funcionarios del Gobierno reconocieron en la mañana del viernes que Néstor Kirchner estaba furioso con el presidente provisional del Senado, Pampuro, porque éste había hecho declaraciones de simple sentido común. La oposición y el Gobierno deben encontrar un ámbito de diálogo , había señalado Pampuro. A Kirchner le pareció que el legislador se encaminaba hacia la traición. Dos ministros, según dijeron esos funcionarios, le transmitieron a Pampuro el enorme fastidio de Kirchner.
En el mediodía del viernes, un operador clave del Gobierno aconsejó a los líderes opositores que bajaran los decibeles de sus declaraciones. Necesitamos 24 horas de serenidad para que las palomas podamos ingresar en la cocina de los Kirchner , dramatizó. Algunos peronistas disidentes entraron en ese juego. Breve juego.
Después, todos los opositores se convencieron de que el Gobierno golpea las puertas de ellos buscando sus contradicciones (que existen, desde ya). El Gobierno dirá luego que quiso negociar, que la oposición se fragmentó y que no sirve para construir , dedujo uno de los líderes parlamentarios de la oposición. El rechazo del decreto de necesidad y urgencia sobre las reservas es una decisión irreversible, dicen los opositores. ¿Qué proponen a cambio? Hay un proyecto de ley de la diputada Graciela Camaño, pero dispone dos cosas: garantizar el pago de la deuda y devolverles a las provincias fondos retenidos durante muchos años. A los Kirchner les dio náuseas.
Hay otro proyecto de ley casi terminado que el senador Carlos Verna negoció el último fin de semana con el jefe de los senadores oficialista, Pichetto. Pero Pichetto, el jefe de los diputados kirchneristas Rossi, el presidente de la Cámara de Diputados Fellner y el propio Pampuro se enteraron en el recinto de que la Presidenta había tirado al cesto de los papeles inútiles todas esas negociaciones.
Ninguno fue notificado con antelación de que un decreto estaba siendo ejecutado en el Banco Central y de que, como dijo una campante Cristina Kirchner, las reservas ya estaban en las cuentas del gobierno nacional. Típica maniobra de los Kirchner: negocian sobre la plata cuando la plata ya está en el bolsillo de ellos. ¿Cómo abrir un diálogo sin un claro mensaje de los Kirchner, que no existe hasta ahora? ¿Cómo, cuando los propios ministros del Gobierno desprecian públicamente la negociación?
Otra parte de la historia es que la oposición entrevé una velocidad de luz en la crisis y que no quiere ser ella la culpable de la inestabilidad presidencial. Retrocede, imagina iniciativas que pospone, cuida la escritura de la historia. No obstante, los radicales anunciaron en la noche del viernes que ellos no darán marcha atrás con las decisiones que ya tomaron. No podemos cambiar nada ahora , señaló Aguad. Avanzarán, incluso, con la nueva coparticipación del impuesto al cheque, que despluma de recursos al gobierno federal.
Un condicionamiento adicional es la presencia de Elisa Carrió en el liderazgo opositor. No hay que tener miedo para defender la Constitución , bramó el viernes. Los Kirchner le han dado a Carrió un derecho a veto en la oposición que ella no tenía , aceptó un legislador radical.
¿Juicio político a la Presidenta? Ningún legislador opositor presentará ese proyecto por ahora. Pero Cristina Kirchner ya está desobedeciendo a la Justicia, que le ordenó que frenara su manotazo a las reservas. Ella dijo que desconocerá esa resolución y los diarios dieron cuenta de que esta vez cumplió con su palabra: estaría usando esas reservas para pagar deuda.
El inicio de juicios penales contra la jefa del Estado es inminente. Sin embargo, la justicia penal tiene un límite frente a una presidenta de la Nación; después de ese límite está el Congreso, el único que puede juzgar políticamente a la jefa del Estado. La oposición dejará que el trámite discurra normalmente, sin apresurarlo, salvo que las decisiones oficiales terminen enloqueciendo las agujas de cualquier reloj.
Los jueces no eran opositores, pero ahora están cerca de convertirse en adversarios. La alusión de Cristina Kirchner a la vida personal de la jueza Rodríguez Vidal provocó un sismo en los tribunales. El derecho a la intimidad es uno de los principales derechos humanos. Las acusaciones presidenciales a jueces corruptos e innominados provocaron otro terremoto. Si no hay nombres propios, ¿no están acaso todos los jueces bajo sospecha de corrupción?
La Corte Suprema de Justicia podría opinar el martes sobre esos ataques a los jueces. No hay decisión todavía de todo el tribunal, pero algunos de sus miembros están proponiendo una referencia de la Corte a la situación nacional. En rigor, estamos como quien recibió un golpe imprevisto por la espalda y todavía no sabe qué pasó , dijo uno de los jueces del máximo tribunal.
Desconfianza. Esa es la sensación más perceptible de la política argentina. Los senadores oficialistas y opositores (antiguos cultores del juego limpio) casi no se saludan. Algún insulto han intercambiado también en los pasillos senatoriales. La tensión es tan grande que ayer fue noticia una reunión entre Julio Cobos y Pampuro. Ellos hablan todos los días. En el mismo instante de esa reunión, un tren con piqueteros de D´Elía arribó a Mendoza para acosar a Cobos en la Fiesta Nacional de la Vendimia, una infaltable cita para el vicepresidente. Cobos decidió no ir por primera vez en mucho tiempo.
La Argentina parecía encontrarse con su historia y con su destino, porque nunca pudo elaborar el inevitable disenso de su política. Huellas de violencia aparecen ahora, además, en medio de esa vieja anorexia intelectual.
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